La experiencia de Sheinbaum en EE. UU. da pistas sobre la futura relación bilateral
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A principios de la década de 1990, una joven científica llamada Claudia Sheinbaum se mudó con su familia desde Ciudad de México al norte de California, donde estudió en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley.
Sheinbaum vivió en una residencia proporcionada por la Universidad de Stanford con sus dos niños pequeños y su esposo, quien estaba estudiando un doctorado allá. Durante cuatro años, Sheinbaum se sumergió en la vida de una inmigrante académica en un campus estadounidense.
Asistió a una clase impartida por el futuro secretario de Relaciones Exteriores de México. Salió en la primera plana del periódico estudiantil The Stanford Daily por protestar contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Encontró amistades que extrañaban México tanto como ella. Para las personas que la conocieron, Sheinbaum lucía completamente cómoda en California, transitando con facilidad por el mundo académico estadounidense.
“Hubieran sido profesores, hubieran podido hacer sus vidas acá”, dijo Alma González, una amiga cercana de Sheinbaum en California. “Pero decidieron regresar”.
Ahora, tres décadas después, ha sido elegida como la próxima presidenta de México y está a punto de convertirse en la primera mujer que liderará el país. Tomará posesión en octubre. Al mes siguiente, los estadounidenses votarán para mantener a un presidente que ha estabilizado las relaciones con México o hacer regresar a un líder que ha amenazado y menospreciado al país.