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Cómo lloramos a las víctimas de covid

LONDRES — Pedazo a pedazo, el santuario de la COVID-19 nació en la cima de una colina en la pequeña ciudad de Bedworth en el centro de Inglaterra. Se suponía que el proceso era una metáfora de la vida del ser humano. Como los huesos que se fusionan con el tiempo, la estructura crecía cada vez más conforme los creadores del túmulo unían intricadas piezas de madera, formando una estructura esquelética que por fin se sostuvo sola, después de alcanzar 20 metros de altura.

Luego la quemaron.

Siempre ha habido monumentos para conmemorar la pérdida de vidas por sucesos calamitosos, como los miles de monumentos dedicados a las víctimas de la Primera y Segunda Guerras Mundiales, del 11 de Septiembre, del Holocausto.

“Sanctuary”, cerca de Coventry, Inglaterra, en mayo, antes de que sus creadores le prendieran fuego.Credit…Andrew Boyers/Reuters
La estructura se construyó con casi 1000 tallas de arcos, agujas y cornisas de pino y abedul.Credit…Andrew Boyers/Reuters

Pero la pandemia de COVID-19, ya en su tercer año, ha presentado un reto único para las familias en duelo. No es un evento único, en un solo lugar. Mientras la cifra de más de seis millones de muertos en todo el mundo sigue aumentando, las comunidades y las familias intentan seguir el ritmo, construyendo monumentos conmemorativos mientras la tragedia sigue desarrollándose y su final aún no está escrito.

Se están instalando monumentos nuevos. Los proyectos viejos se están expandiendo. Las fotografías y biografías de las víctimas de la covid en Malasia y Sudáfrica se actualizan en línea. Los paisajes de pueblos y ciudades se transforman con el recuerdo, desde una estructura en Rajannapet, India, con casi un metro de altura, hasta molinetes giratorios fijados a lo largo de un paseo en São Paulo, Brasil.

Hay nombres pintados en una pared a lo largo del río Támesis en Londres y en rocas dispuestas en forma de corazón en una granja en Nueva Jersey. Miles de banderas ondulantes se plantaron en la casa de gobierno del estado de Rhode Island y se ataron cintas a la cerca de una iglesia en Sudáfrica

Bandung, Indonesia, en diciembre de 2021: un monumento dedicado a los trabajadores sanitarios que murieron durante la pandemia.Credit…Timur Matahari/Agence France-Presse — Getty Images

Provincia de Shandong, China, en septiembre de 2020: una colección de 558 lápidas conmemorativas en un templo taoísta con los nombres y las ciudades de origen de las personas fallecidas.Credit…Tingshu Wang/Reuters
Wall Township, Nueva Jersey, en octubre de 2021: Mike Baronick miró el nombre de su esposa en su primera visita al muro conmemorativo. El muro comenzó en una playa de Jersey Shore, antes de encontrar un hogar permanente en una granja de la comunidad.Credit…Seth Wenig/Associated Press

“La gente se murió sola en los hospitales, o sus seres queridos no podían verlos ni tomarlos de la mano, así que tal vez algunos de estos monumentos tienen que ver con darles una mejor despedida”, opinó Erika Doss, profesora de la Universidad de Notre Dame que estudia cómo los estadounidenses usan los monumentos.

“De verdad tenemos que recordarlos, y debemos hacerlo ya. La covid aún no se ha terminado. Estos monumentos son un poco peculiares porque se les van agregando nombres. Son un poco fluidos. Son atemporales”, afirmó Doss.

No es fácil para los constructores de estos monumentos plasmar la muerte. Es escurridiza y vasta, como el virus transmitido por el aire que cobró vidas y dejó la interrogante de cómo realizar la manifestación física del vacío que quedó.

Para los constructores del santuario de Bedworth, una antigua ciudad productora de carbón, la respuesta fue darle la espalda a su arte comunal de casi 1000 tallas de arcos, agujas y cornisas de pino y abedul, y reducirlo a cenizas durante el atardecer del 28 de mayo.

Nueva York en marzo de 2021: se proyectaron imágenes de las víctimas sobre el puente de Brooklyn mientras la ciudad conmemoraba el Día del RecuerdoCredit…Kena Betancur/Agence France-Presse — Getty Images
Lima, Perú, en enero de 2021: un monumento para recordar a los médicos que murieron por la COVID-19.Credit…Paolo Aguilar/EPA, vía Shutterstock
Río de Janeiro en agosto de 2020: siluetas de personas entre cruces y globos colocados por miembros de la ONG Río de Paz en homenaje a las víctimas de la covid en Brasil.Credit…Ricardo Moraes/Reuters

Según un organizador, lo que la ocasión ameritaba era un evento de catarsis y renacimiento, en el que la gente que había visto el santuario construido ahora podía regresar y ver su ausencia.

“Seguirá en sus mentes”, dijo Helen Marriage, una de las productoras del proyecto. “Sentirán el vacío, que es lo que uno siente respecto a esta persona querida que murió”.

Londres en mayo de 2021: corazones pintados en el National Covid Memorial Wall junto al río Támesis.Credit…Daniel Leal/Agence France-Presse — Getty Images

Muro de corazones

Más de un año después de haber empezado, en un muro a lo largo del río Támesis en Londres se siguen añadiendo nombres nuevos a los miles que ya se leen en corazones pintados.

Un paseo a lo largo de su tramo de casi un kilómetro muestra cómo la muerte destruyó generaciones y dejó pocos países sin afectar. El árabe, el portugués, el español y el urdu son algunos de los idiomas en los mensajes para “abuelo”, “mamá”, “papá”, “nana”.

El tío Joshua. Mi hermano. Mi primer amigo.

Sus autores intentaban comprender la muerte. “Se hizo ángel demasiado pronto”, fue como algunos describieron el deceso de Sandra Otter el 30 de enero de 2021. “Sigue rocanroleando”, fue el mensaje para El gran Pete.

El virus se cobró la vida de vecinos, comediantes y compañeros de juerga, y sus historias están narradas en la pared. Sanjay Wadhawan, médico, “dio su vida para salvar a otros”. A Cookie “aún la recordamos en la oficina postal”. A todos los taxistas de Londres: “QEPD”.

Algunos trataron de dar sentido a la pérdida. Angela Powell “no era solo un número”. Una persona escribió: “Esto fue un asesinato”. Y otra dijo: “Les fallaron a todos”. Una mujer llamada Sonia se dirigió a Jemal Hussein: “Lamento que hayas muerto solo”.

Los fundadores del muro son ciudadanos y activistas que comenzaron a pintar los corazones vacíos el año pasado hacia el final de uno de los confinamientos en el Reino Unido para representar a las más de 150.000 personas en el país que en sus certificados de defunción tenían la palabra COVID-19.

Al poco tiempo, había infinidad de nombres en los corazones.

“No tenemos control sobre eso”, comentó Fran Hall, una voluntaria que con frecuencia pinta corazones nuevos y borra algún grafiti grosero que hayan escrito.

“A veces pasa que estamos pintando en una sección y la gente añade corazones más adelante”, afirmó. “Sigue pasando. Es muy orgánico”.

Praga en marzo de 2021: miles de cruces fueron dibujadas en el pavimento de la Plaza de la Ciudad Vieja para recordar el aniversario de la muerte del primer paciente checo de covid.Credit…Michal Cizek/Agence France-Presse — Getty Images

Dolor compartido

Dacia Viejo-Rose, que en la Universidad de Cambridge investiga cómo la sociedad usa los monumentos conmemorativos, dijo que hacer público el duelo por la COVID-19 fue contundente porque muchos sufrieron de forma aislada.

“Se convirtió en un tema tan importante para las estadísticas de las personas que murieron, que perdimos de vista el sufrimiento individual”, dijo. “Perdimos la pista de las historias individuales”.

A menudo, las personas en duelo buscan consuelo en un monumento conmemorativo que no está relacionado, dijo.

Un día de junio, Du Chen, un estudiante chino que estudia en la Universidad de Manchester, se arrodilló para escribir en mandarín en uno de los corazones pintados en Londres, para “desear lo mejor a todo el mundo”.

“La gente no solo conmemora a las personas que ha perdido, sino también el modo de vida previo a la pandemia”, dijo.

Una familia de turistas de España hizo una pausa para decir que su gente también sufrió. Alba Prego, de 10 años, recorrió con sus dedos las fotografías pegadas a un corazón que lloraba a un hombre de California, Gerald Leon Washington, que murió a los 72 años en marzo.

“La gente que escribió eso le quería mucho”, dijo.

A su alrededor, los corazones sin marcar esperaban nuevos nombres.

Con la cifra de muertos en aumento, habrá más.

Johannesburgo en julio de 2020: Silva Cossa, un cuidador, ató cintas en una valla de la iglesia presbiteriana de St. James. Las cintas representan a los sudafricanos que han muerto por la covid.Credit…Themba Hadebe/Associated Press

Cintas blancas

También se encontró un espacio para el recuerdo en una valla de la iglesia presbiteriana de St. James en Bedfordview, Sudáfrica, un suburbio a las afueras de Johannesburgo. A principios de 2020, los cuidadores empezaron a atar en la valla cintas blancas en honor a las personas que murieron a causa de la COVID-19.

Para el 25 de junio de 2020, unos tres meses después de que la COVID-19 fuera declarada una pandemia, ataron la cinta número 2205. Para diciembre, había 23.827.

En enero de 2021, el mes con mayor promedio de muertes en Sudáfrica, la iglesia dijo que ataría un lazo por cada 10 personas fallecidas.

Más de 102.000 personas han muerto a causa de la COVID-19 en Sudáfrica, aunque el ritmo ha disminuido, según las últimas cifras. A principios de julio, la valla tenía 46.200 cintas atadas, dijo el reverendo Gavin Lock.

Las familias “sufrieron un enorme trauma al no poder visitar a sus seres queridos en el hospital, ni ver a los fallecidos y, en algunos casos, no pudieron realizar los ritos habituales”, comentó.

Washington, D.C., en septiembre de 2021: una exposición artística cubrió el National Mall con más de 700.000 banderas blancas, cada una de las cuales representaba a una persona que había muerto de covid.Credit…Kenny Holston para The New York Times

Banderas blancas

En Washington D. C., se plantaron más de 700.000 banderas blancas en ocho hectáreas de terreno federal, una por cada persona fallecida a causa de la covid. Desde el 17 de septiembre hasta el 3 de octubre de 2021, los dolientes deambularon por el campo cubierto de hojas, escribiendo mensajes y nombres en las banderas.

“Te extraño todos los días, bebé”, una mujer susurró cuando plantó una bandera, en un momento captado en un documental de The New York Times.

El 12 de mayo de este año, cuando el número de muertos en Estados Unidos alcanzó el millón, el presidente Joe Biden ordenó que las banderas ondearan a media asta durante cuatro días en la Casa Blanca y en zonas públicas.

Las banderas blancas siguen subiendo.

Suzanne Brennan Firstenberg, la artista responsable de la instalación “In America: Remember”, dijo que se estaba planeando un monumento con nuevas banderas para Nuevo México en octubre. En junio, se plantaron miles de ellas en el césped de la casa de gobierno de Providence, Rhode Island, para conmemorar a las 3000 personas que murieron en el estado a causa de la COVID-19.

“Lo que estamos viendo es este impulso para manejarlo a nivel estatal y local, porque nadie ve que se esté haciendo a nivel nacional”, señaló Firstenberg.

“El avión sigue estrellándose”, dijo. “Y es muy hiriente para las familias que no se reconozca de alguna manera que el dolor sigue ahí”.

Visitors at the exhibit in Washington, D.C., in September 2021.Credit…Patrick Semansky/Associated Press

Christine Hauser es una reportera que cubre asuntos nacionales e internacionales. Antes trabajó un tiempo en Negocios, donde cubrió mercados financieros, y otro en Metro. @ChristineNYT


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